Hay veces que te sientes ¡PLOF! Es como que no te quieres levantar y no quieres que haya razones para levantarse. Los días de lluvia no ayudan.

Pues he decidido que uno no puede aplofarse porque los días siguen aunque tu te aplofes. No es que se pare todo porque, “¡OH! Dios mio, Felipe está aplofado. Que pare el mundo hasta que Filipo se desaplofe” No! Todo sigue y tu te pierdes cosas mientras te sientes plof. Por ejemplo, yo estaba plof y mis amos se estaban cocinando un pollo con patatas y claro, se lo comieron todo. Como yo me quedé aplofado en mi colchoneta, no me pude comer el típico trocito de pollo que se les cae “SIN QUERER” y me quedé sin pollo.

Así que he inventado un método: no hay que aplofarse, sino AMPLIFICARSE. ¿Y cómo? Pues primero uno se estira y te haces mȧs grande, te amplificas. Estiras tus patas y tu cuello todo lo que puedas. Luego respiras hondo para amplificar tus pulmones. Abres la boca todo lo que puedas para amplificar las fauces. Ya con esto te empiezas a sentir bastante amplificado.

Después te das un paseo por donde sea, por tu casa, por el parque, por el jardín… ¡Por donde sea! El caso es mover las patas, y ya te estás sintiendo mejor.

Finalmente hay que encontrar algo para amplificarse al máximo. Lo ideal es un trozo de queso o de jamón, te lo comes y se te amplifica el ánimo que no veas….. así que ya sabéis….a ¡AMPLIFICARSE!