Read this story in Español!
We had these neighbors where we used to live who used to do barbecues on their terrace. Our lady and our mate would go over to their place for meat, ham and sausages. Boboni and I were never invited so I didn’t like those neighbors very much.
Now, the ones we had before those, I liked. They left their garbage bags outside their apartment by their front door for hours.
They would never closed them tight enough so Boboni and I would love to stick our snouts in and nose all the scents and the stuff they put in them. There were smells of all kinds: sweet, rotten, dry bread, fruit, old lettuce, onion, baby’s caca, mint. I mean, everything!
It was pretty AWESOME.
My lady didn’t like it at all though, and always called us to stop it. “Felipe, Boboni, come here!” It was impossible for us to obey. The smells were much too irresistible. The good thing was that since they left the bags there for hours, we got a chance to sniff the stuff before AND after BOTH of our daily walks. Pretty Groovy.
When we lived in the States this would never have happened. Our neighbors were quite orderly over there. Here in Spain, our neighbors last year were more laissez-faire. They didn’t stress over spilled milk… or the rotten carrots, or rancid meat, or soggy lettuce that they dropped on the elevator floor on their way to the garbage. Our lady hated it and would get real mad. She would yanked our leash when we started licking the floors. She’s just a bit rough sometimes.
What if I had yanked her hair each time she went for grilled chicken and sausages at the barbecueist. I bet she wouldn’t have liked it one bit.
Oh, well! Humans.
How do you manage your garbage? And what about your neighbors?
Ama a tus vecinos
Donde vivíamos antes teníamos unos vecinos que solían hacer carne a la parrilla en su terraza. Mi jefa y mi colega a veces iban y comían carne, jamón y salchichas. A Boboni y a mi nunca nos invitaban así que estos vecinos no me caían muy bien.
Antes de esos teníamos otros vecinos y esos sí que me caían bien. Solían dejar sus bolsas de basura fuera en el descansillo junto a la puerta de su casa y allí se quedaban horas y horas. A Boboni y a mi nos encantaba meter la nariz en la bolsa y oler todo lo que había. No las cerraban muy bien así que era super fácil. Había toda clase de olores, dulce, podrido, pan seco, fruta, lechuga amarga, caca de bebé, cebolla, mentolado, vamos, ¡de todo!
Era una PASADA.
A mi jefa sin embargo no le gustaba nada y siempre nos llamaba, “Felipe, Boboni, ¡aquí!” Para nosotros era imposible obedecer, los olores eran demasiado irresistibles. Lo bueno era que como dejaban las bolsas ahí durante casi todo el día, teníamos ocasión de husmear en nuestra salida de la mañana y en la de la tarde. ¡Pasotada!
Cuando vivíamos en USA, esto jamás hubiera pasado. Los vecinos allí eran más escrupulosos. Aquí en España, en el edificio donde vivíamos antes eran de tipo más relajado. No se estresaban porque se les derramara grasa de las bolsas de basura en el ascensor o trozos de jamón o verdura rancia. Les daba igual, se les caía y lo dejaban ahí. A mi jefa le sentaba fatal y nos pegaba tirones de la correa cuando empezamos a chupar el suelo. Es que a veces es muy bruta.
Me gustaría saber como se sentiría ella si yo le tirase del pelo cada vez que iba a las parrilas de los otros vecinos. Seguro que no le hubiera gustado nada de nada.
En fin, humanos.
¿Tu cómo gestionas las bolsas de basura? ¿Y tus vecinos?
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