(Read this story in Español)
So you know the deal with me and the despicable pee, right? The one that sneaks in and all of a sudden there’s a pee next to me and my lady gets upset and stuff.
Well, she’s been trying different methods to change this situation and my favorite so far is when she sits down on the floor next to me, looks into my eyes, and very seriously says, “Felipe, listen.”
I listen.
She explains why I shouldn’t pee indoors (something that she’s explained before.)
I’ve been peeing when I wake up just because I can. I have the choice of waiting until she’s done with her glorious morning routine or letting it go after my morning stretch. The latter feels a lot more comfortable.
This time, when she asked me to hold the pee until we got outside, something clicked. Her tone, her look, her words. She was begging. I don’t want her to beg. Nobody should ever have to beg.
I haven’t peed indoors in the morning since then. I patiently wait to do it in the fresh green grass outdoors.
Thinking about this made me aware that I had made a choice. I had decided not to pee instead of to pee
Isn’t that first-class? Being able to make choices? I mean… I have options!
Boy! I’m a lucky fella.
(I think Boboni is not into options that much)
Soy un tipo con suerte
Te acuerdas de la historia con el pis infame, que se cuela cuando no me doy cuenta y de repente hay un pis a mi lado y mi jefa se enfada y todo lo demás, ¿te acuerdas?
Bueno, el caso es que ella ha estado intentado diferentes métodos para cambiar esta situación y hasta ahora mi favorita es cuando se sienta en el suelo a mi lado, me mira fijamente a los ojos y muy seriamente me dice: “Felipe, escucha.”
Y yo escucho.
Ella me explica porqué no me debo hacer pis dentro de casa (esto ya me lo ha explicado antes).
Yo había empezado a hacerme pis en casa al levantarme porque podía hacerlo. También podía aguantarme y esperar a que ella terminara con su fantástica rutina mañanera y hacerlo fuera en el verde cuando saliéramos. Pero dejarlo salir al despertarme, nada más después de estirarme es lo que me daba más gustirrinín.
Pero esta vez, cuando va ella y me pide que me aguante el pis hasta que salgamos, algo me encajó diferente en la cabeza. Su tono, su mirada, sus manos que me acariciaban mientras me hablaba. Me estaba suplicando. Yo no quiero que ella tenga que suplicarme. Nadie debería tener que suplicar.
No me he hecho pis dentro de casa por las mañanas desde ese día. Espero paciente a hacerlo fuera en el verde.
Esto me hizo darme cuenta de que había tomado una decisión. Había decidido no hacerme pis en lugar de hacérmelo.
¿No es extraordinario? ¿Poder tomar decisiones? ¡Tengo opciones!
Soy un tipo con suerte.
(Boboni parece que lo de las opciones no le llama mucho. A mi si.)
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